martes, 18 de febrero de 2014

Y aquí estoy creyendo en utopías por tu cuerpo.

Y con mi rubia preferida la cerveza , deseando que no te hagas amarga al primer trago.
Y aquí estoy apagando los cigarros a mitad porque los vicios dejaron de ser vicios sino son múltiplos de tus manos.
Y aquí estoy mirando a la luna cuarto creciente viéndola llena .
Y aquí estoy como gilipollas creyendo en cosas que antes no creía por culpa de tus besos bañados en carne de cañón.
No quiero dejar huellas, porque pienso que estoy cometiendo delito en tus muslos.
Y ojalá solo fueran tus muslos.
Que yo sé muchas cosas del verbo nada cuando gimes en mi cama.
Y ahora me río del profesor que decía que leía mal cuando leo de puta madre entre la linea de tus bragas.
Que paso de eufemismos a la hora de ver como te corres.
Y paso aún más de calmar los ojos que miran tu culo cuando vas a por café por las mañanas.




Y podría dejar de fumar besos, y de beber lametones. Y podría dejar de hacer muchas cosas, pero yo soy de enganche a vicios fácil. Y creo que eso es lo único que sabes.

lunes, 10 de febrero de 2014

Que sería la vida sin los grandes poetas.

Los mejores poetas, escribieron a zorras sin nombre.
Los mejores poetas, estaban rotos, jodidos y oliendo alcohol.
Los mejores poetas, estaban locos, tan locos que rozaba la genialidad.
Los mejores poetas, al dolor le pusieron nombre  y letra.
Los mejores poetas consiguieron hilar el sentimiento universal que cien años después de su muerte, adolescentes tan tontos como tú llora al leer, recordando a  la chica del pupitre de al lado.

Ya que por mucho que pase eso no cambia, y para eso están los mejores poetas, para seguir poniendo el dolor en papel y hacerlo inmortal.
Para que tu nombre, siga siendo inmortal.
Siempre habrá dolor y con ello un gran poeta aprovechándose de ello.



Pero no hace falta ser un gran poeta, para escribirte poesía.
Solamente necesito mis manos.









sábado, 1 de febrero de 2014

Tenemos la gran manía de no creer en el verbo merecer.

Hablas para disimular, pero yo solo veo labios moverse.
E intento razonar, pero no hay raciocinio que valga.
Tu estás ahí, vestida con la sonrisa de: si comer puedes comerme pero si te atragantas es tu problema.

Y si por un casual intencionado paso por alto tu sonrisa y te miro a los ojos, mucho peor.
Ahí con toda la maestría posible propia de ti ,  me observas escrutándome las heridas pasadas, 

 (Y piensas ) -Tápate los ojos, y cierto que te perderás las cosas malas, pero...


















-También las buenas. (Pensé yo.)