Tu, yo, nosotros.
Te encanta jugar, te encanta ganar. Comienza la partida, estas pegado a mí tan
cerca que oigo tu respiración en mi nariz, tus labios casi rozan mi boca, pero
ese casi hace que me vuelva loca, tus manos me recorren hábilmente todo mi
cuerpo, te detienes justo el tiempo necesario en cada partícula de mi ser, que grita con ganas el momento justo que la
toques, que la beses, la muerdas, me doy cuenta de que
aunque mi cuerpo gime desorbitadamente yo lo que quiero es tu boca, e intento
besarte, te apartas, me sonríes, ¡Joder! tu juego se me olvidaba.
Y te
miro y sonrío, me muerdes el labio hasta hacerlo sangrar, gimo, fina línea la
del dolor y placer. Quiero besarte,
quiero acabar el juego, me da igual perder, pero tú te revuelves y me estampas mordiendo
mi cuello sin dejar de explorar mi cuerpo con tus hábiles manos.
Todo
ese desafío me hace enfurecer pero como no, me excita aun más.
Tiempo.
Otra vez será.